miércoles, 7 de noviembre de 2012

resumen 1984 (2 primeras partes)





Winston bebe su y fuma su cigarro marca “Victoria”. Cauteloso, pues sabe que se encuentra ligeramente fuera de la vista de la telepantalla, compra un diario adquirido en el mercado negro y escribe: cuatro de abril de 1984. Luego, duda si la fecha es en la que el vive actualmente. Trata de recordar para quién o por qué había decidido escribir su diario entonces escribe sobre las películas de guerra que vio en el cine. De pronto recuerda un incidente durante la proyección de los Dos minutos de odio. (Durante los cuales, se usaba la propaganda y la exhaltación nacionalista hasta los extremos del fanatismo) La proyección era en el Ministerio de la verdad, o más específico, en el departamento de registro –lugar donde trabaja Winston- Ahí se topó con una joven que seguramente trabajaba de obrera en alguna maquina que escribía novelas. Winston siente repulsión no solo por ésta mujer sino por todas. Aunque el odio aumenta de forma especial por los jóvenes pues creen todo lo que dice el partido. 

También tuvo un fugaz –pero significativo- encuentro visual con un tipo de nombre O Brien que por el contrario le agradaba a pesar de ser un miembro del partido interior. 

Emmanuel Goldstein es el blanco principal de los dos minutos de odio. El enemigo natural del sistema, se dedica a actividades contrarevolucionarias y busca el desprestigio de los avances logrados por el Gran hermano. Se rumora incluso, de la existencia de un grupo de inconformes conocido como la Hermandad y un libro conocido como El Libro donde se encontraba toda la tesis revolucionaria de Goldstein. 

El auditorio terminaba enloquecido luego de los dos minutos de odio y luego la imagen del Gran Hermano traía de nuevo la paz. Winston recuerda su oculta simpatía al mítico rebelde y el contacto visual que tuvo con O Brien. 

Una vez terminado el recuerdo, Winston descubre que ha escrito repetidamente Abajo el Gran Hermano, Abajo el Gran Hermano. 

Winston tiene miedo de sus pensamientos pues sabe que de ser descubierto, sería de inmediato vaporizado –es decir borrado de la historia- por la policía del pensamiento. Sus reflexiones son interrumpidas de repente pues alguien toca la puerta. 

La señora Parsons, vecina y esposa de un compañero de trabajo de Winston, solicita ayuda para arreglar cualquier desperfecto. Winston se ocupa de la avería mientras tiene que soportar a los hijos de la señora que lo llaman traidor y crimental –es decir alguien que comete un crimen con el pensamiento- ¡Goldstein! Le gritan los infantes ante la indiferencia de la madre. (Se narra que algunos niños han llegado a denunciar a sus padres pues sospechan de su deslealtad). Nuevamente solo, Winston intenta escribir. Recuerda a O Brien y la sensación de que alguien le decía con toda tranquilidad: Nos encontraremos en el lugar donde no hay oscuridad. Winston piensa que el protagonista de ésta ilusión, bien podría ser O Brien. El aviso que anuncia la incorporación al trabajo lo interrumpe. Pero antes, Winston escribe una carta para cuando la verdad exista. 

Winston sueña con su madre y hermana. El sueño es ambiguo y trata de un sacrificio conjunto para que él pueda sobrevivir. La telepantalla lo despierta para los ejercicios matutinos. Mientras los realiza recuerda que también soñó con un paisaje donde la joven corría hacía él y se quitaba la ropa de un solo golpe. 

Winston recuerda que desde siempre hubo guerra entre Eurasia y Oceanía. La precaria situación económica se manifestaba con hambre. Sin embargo, no existe registro de nada. El pasado no existe. La telepantalla se dirige directamente a Winston y le pide mayor esfuerzo en su ejercicio. 

Winston trabaja en el ministerio de la verdad; diariamente, recibe textos en neolengua –es decir incomprensibles por su pobre vocabulario- mismos que adapta a las circunstancias de manera que lo dicho por el Gran hermano, resulte profético, o las cifras oficiales siempre sean las correctas. De la misma forma, todo documento comprometedor o que niegue la verdad inmediata deberá ser destruido. Cualquier tipo de contacto entre los compañeros de trabajo se encontraba prohibido, aún así, algunos mantenían platicas entre ellos. Winston los observa mientras reflexiona sobre sus labores. 

La reducción de la capacidad de razonar en las personas, era el objetivo principal de la evolución del neolengua. A menor número de palabras, menor capacidad de elección de la conciencia. Winston platica de éste y otros temas con un compañero durante el desayuno laboral, hasta la llegada de Parson. Parson le pide disculpas por la actitud de sus hijos y manifiesta su orgullo de su cada vez mayor patriotismo. (Los hijos de Parson, son la más depurada muestra del control del sistema sobre los niños). Nuevamente, la platica del trío es interrumpida por la telepantalla con más cifras oficiales de la guerra y el aumento de la ración del chocolate. Winston, quien se encargó de cambiar los datos para que la reducción pasara por aumento, se sorprende de la completa credibilidad de la gente hacía el Gran hermano. Un nuevo encuentro con la joven que Winston supone trabaja en el ministerio de amor sucede. 

Winston escribe sobre un encuentro que tuvo con una prostituta. Su narración se intercala con la explicación de cómo se llega a extirpar el amor del alma. El acto sexual sólo debe servir para la prolongación de la especie. Cualquier intención que se escape a la regla será severamente sancionado. Entonces, Winston recuerda que alguna vez estuvo casado y que todo era perfecto salvo por la cuestión sexual. Su mujer desapareció, con seguridad fue vaporizada por la policía del pensamiento. La vieja desdentada se descubre. Winston escribe apresurado la frase Pero, de todos modos, lo hice. 

Winston considera que la única esperanza posible está con los proles –la gran masa trabajadora que comprende el 85% de la población- y que pueden en conjunto, generar un cambio. Los proles, por no ser considerados peligrosos al Gran hermano, se les permitía vivir sin tanta vigilancia y con antiguos códigos, como el divorcio y el casamiento. Parecía incluso que a los proles les bastaba con el cine y la cerveza para ser felices. Para el partido, la libertad es para los proles y los animales. Winston recuerda que en algún momento dado, tuvo en sus manos una contundente prueba de que el pasado había sido falsificado; entonces escribe Comprendo cómo: no comprendo por qué. Winston dedica las paginas de su diario a O Brien. 

Winston camina por las calles de los proles. El acto en sí es peligroso pues nada tiene que hacer un trabajador del partido en esos lugares. En una cantina, y una vez asegurado que no había telepantallas, Winston intenta platicar con un anciano sobre el pasado. Pero el anciano es incapaz de sostener una conversación coherente. De nuevo en la calle, llega a una tienda de antigüedades –lugar donde había comprado el cuaderno para su diario- Platica con el dueño de la tienda y compra un pisapapeles. El señor Charrington le enseña un cuarto –modestamente decorado y lo más importante, sin telepantalla- a Winston quien incluso se siente tentado a rentarlo. En la calle, Winston se encuentra con la joven. De camino a su casa piensa que tal vez lo éste siguiendo pues se trate de una policía del pensamiento. 



Winston y la joven se habían acercado y entre el bullicio, ella le había extendido un papel. Winston lo pudo leer en su trabajo. El recado era: Te quiero. Winston no halla como ocultar su nerviosismo de las telepantallas. A la semana siguiente, la joven y Winston quedaron de acuerdo para verse a escondidas. La cita es durante un desfile de presos políticos rumbo a su ejecución pública. Ahí, ella le dio instrucciones muy precisas para verse en las afueras de la ciudad. 

Julia lleva a Winston a un campo y conversan. Ella dice odiar al partido y que se ha a costado con miembros del mismo, pero no del partido interior. No con esos cerdos exclama. Duermen. Al despertar, Winston siente que le gusta. 

Winston y Julia se ven regularmente, siempre de manera clandestina y por breves momentos. Julia realiza labores para el partido, y es miembro de la liga anti-sex. Aconseja a Winston que se meta de voluntario a algo para evitar sospechas. Ambos se conocen poco a poco. 

Winston vuelve a su idea de rentar el cuarto del señor Charrington y al no poner objeción el dueño sobre la finalidad, lo renta e invita a Julia quien acepta. 

Mientras la espera, Winston escucha a una mujer que canta una canción –escrita por una máquina- y se conmueve por la curiosa combinación de las letras con la belleza de la voz. Julia llega con contrabando: café, tés, maquillaje etc. (todo auténtico por supuesto) Luego de hacer el amor, Julia descubre una rata. Winston reacciona de tal manera, que descubrimos su fobia hacía esos roedores. 

La festividad conocida como la semana del odio se prepara por lo que Winston y Julia trabajan horas extras. La ciudad comenzaba a ser vestida con el enemigo euroasiático atacando a otro de facciones mongólica. Los amantes se siguen viendo secretamente con la plena convicción de que vivían sus últimos días. La policía del pensamiento pronto los descubrirá y sin duda serán vaporizados. 

Winston tiene inquietudes con la ambigua imagen del enemigo, pero ha Julia, no le interesan esos asuntos. 

Días después, mientras Winston caminaba por los pasillos del ministerio, se topa con O Brien quien manifiesta el viejo deseo de conocerlo pues, había leído sus artículos en el Times. –órgano informativo del partido-. O Brien considera que Winston usa palabras que ya se pueden omitir, le habla de la nueva edición del Diccionario de Neolengua y le extiende su dirección para que Winston vaya y hablen del asunto. Winston sospecha que finalmente ha hecho contacto con la resistencia. 

Un sueño, le trae a Winston un sorpresivo recuerdo de infancia. De niño le robaba la comida a su pequeña hermana. Un día en que el hurto no fue comida, sino real chocolate, Winston huyó con el trofeo, fue la última vez que vio a su hermana y madre, al regresar habían desaparecido. El hombre platica lo sucedido a una adormecida Julia. 

En otra de sus reuniones, él le plantea a ella huir –aunque saben de antemano, que no serviría por mucho tiempo-. Julia se niega. Una seguridad esconde el corazón de Winston: sabe que jamás podrán penetrar en la mente y alma de uno, y eso, realmente le da esperanzas. 

Durante sus encuentros, Winston le había platicado a Julia de O Brien y juntos fueron cierto día, a las oficinas centrales del partido interior a verlo. Al llegar platearon su sospecha. Ambos creen que existe un movimiento clandestino y que O Brien pertenece a él. O Brien los invita a sentarse y les invita vino. Brindan por Goldstein, luego, con un simple botón, apaga la telepantalla y el sonido de los avances de la guerra. El privilegio impresionó a la pareja. O Brien pregunta si están dispuestos a una serie de atrocidades sí la hermandad se los pidiera. A todo Winston contesta que sí. Cuando O Brien pregunta si están dispuestos a separarse si la hermandad lo pidiera, Julia interrumpe y contesta negativamente. 

O Brien despide a Julia, y le comenta a Winston que le hará llegar muy pronto el libro. O Brien le dice que se verán de nuevo. Winston pregunta si será en el lugar donde no hay oscuridad. O Brien asiente. 

Durante la semana del odio, algo insólito paso: En un abrir y cerrar de ojos, se había cambiado de enemigo. Ahora ya no se luchaba contra Eurasia sino contra Asia oriental. Todos los afiches, carteles, fotos etc. Iban dirigidos hacía el real enemigo. Para Winston, sin embargo, sucedieron dos cosas insólitas: el repentino cambio de enemigo y, que la gente se creyó todo por completo. El Gran hermano siempre tiene la razón. Winston cargaba el libro con cuidado, ya lo había recibido pero por el exceso de trabajo no lo había siquiera abierto. Al llegar a su refugio, respira tranquilo y mientras espera a su amada, comienza a leer Teoría y práctica del colectivismo oligárquico por Emmanuel Goldstein. 

Dicho libro, narra la creación de las tres superpotencias, la formación de las nuevas ideologías, y la función real de la guerra: Mantenerla para que se siga sobreviviendo. La conclusión es sencilla, nadie puede ganar la guerra pero a su vez la guerra misma mantiene la economía de los tres implicados. Una asociación implícita se sugiere en el manuscrito de Goldstein. 

Julia llega pero no comparte el entusiasmo de Winston. Acepta que continúe leyendo en voz alta so pretexto de no entender de política. 

Winston continua leyendo las teorías de Goldstein y la evolución de la sociedad de un socialismo fanático al actual sistema denominado Ingsoc. Julia se arrulla con la lectura. Winston siente haber descubierto el por qué que tanto le intrigaba. 

Winston y Julia son descubiertos en su escondite. Una voz similar a la de una telepantalla les ordena no moverse. Posteriormente, varios hombres vestidos de negro los separan. Julia es golpeada y sacada del lugar. Charrington aparece, Winston se encuentra por primera vez, frente a un policía del pensamiento. 

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